El Agua ha inundado
siempre mi corazón.
Si alguna vez no lo expresé
fue porque me confundí
y pensé que algo pasaba
afuera
que yo debía respetar
mantener, no inundar.
Pensé: si la palabra
no inunda, que inunde la piel.
Y dejé la palabra en un dique.
Pero es una confusión:
A veces las pieles
no dicen todo.
Las palabras que venían
inundaron cuadernos
que no mostré.
Ahora ya está.
No hay más dique,
y hay palabras,
otras,
y hay silencio.
Que haya
todo lo necesario.
Que haya agua, aire,
fuego, tierra.
Eso sí, no voy a seguir
construyendo diques.
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