sábado, 16 de enero de 2010

mientras bailaba..






Al fin y al cabo, es verdad lo que dicen de que en la vida se gana experiencia: cuanto más vivís, más tenés para decir, para pensar. Y realmente hay realidades que se van develando, que una no intuía y de repente están ahí, sorprenden. Me cago en eso de nada nuevo bajo el sol, en la vida.

Pero hay algo que balancea.

De repente vivís, te pasa algo, todo cambia. Y la historia se repite, estamos de acuerdo, pero se repite viva, y en tu cuerpo. ¡Apa! Lo que estaba allá, en ocho libros, en treinta abuelas, en lo que me dijo un pajarito, duut se te metió por adentro y lo tenés que decir, lo tenés que decir, lo tenés que hacer. Un cliché, una obviedad, un sentimiento de que el mundo es redondo, de que todo puede comprenderse. Ahhh, de repente las cosas son como siempre te dijeron que iban a ser, pero lo mágico, lo picante, es que son, ahí ahí ahí donde vos estás pisando y ay caramba, tenés que moverte, bailar, tener cintura. Y ahí no te dan ganas de cagarte en nada.

Y cuando bailás, si bailás con alguien, con alguienes, ya está, ya son parte de vos. Y ni te digo si en un baile (baile, digo: movimiento, vida), de repente conectás. No importa que nada, simplemente se hace parte de vos, te engruesa el tronco. Y mientras bailás pensás.. y sentís.. con los ojos abiertos, cerrados.. soñás.