sábado, 6 de diciembre de 2014

De diarios de viajes

4/01/11 La Paz, Bolivia
Cumple de Chinchi!
Ayer fuimos al Valle de la Luna, Joni se enfermó, granizó en La Paz. Ciudad grande, ondulada, llena. Fotos de callecitas llenas de puestos. Puestos llenos de cosas, llenas de color y de vida. Veredas llenas, ciudad llena de calles, de casas, de color, de vida, llenas de gente. 
Es una hondonada gigante llena de subes y bajas, se extiende por todo el valle y sube por los montes, los bordes hasta arriba. Casitas color ladrillo. A la noche las casitas son luces que rodean el centro por todos lados (porque el centro está hacia abajo). Cada calle sube o baja, y tiene un planchón de luces de fondo a uno y otro lado, en una y otra dirección.
Y atrás de los montes con casitas se ven los picos andinos con su nieve (uno el principal, ¿cuál es?). 
Al norte y arriba de La Paz está el Alto. Toda una ciudad aparte en el altiplano, una meseta, desde donde ya se ven los picos nevados que anticipan la pendiente de la ciudad de La Paz. Es una previa a La Paz que más te hace contrastar con el paisaje abierto, inmenso de la ciudad desde la ruta de acceso.
Color ladrillo, pero en la intimidad, llenas de colores. Ya salimos del valle que cubre La Paz.
A ver otros rumbos!

Qué distinto es que la Madre Tierra sea mujer, y que Dios sea varón. No digo de entrada que sea bueno o malo, sino que tal vez hable esa diferencia divina en el plano de sus personas, de las motivaciones de los hombres y mujeres de distintos orígenes, sentidos, culturas.

El ser humano es parte de la naturaleza, no se separa, por eso no tiene culpa en intervenirlo, porque no la va a destrozar.
Por eso, la montaña tiene cultura, y la cultura, montaña.
"Los que quieren hablar consigo mismos, lo toman en su cuarto. Los que quieren saber más, van a hablar con el lago. Y los que quieren saber mucho más, van a las montañas y hablan con las estrellas".

No hay comentarios:

Publicar un comentario