martes, 16 de abril de 2013

Cuerpos en transformación


Miro un punto fijo. Siento que algo me está tirando de la espalda. Mi preocupación crece, porque conozco esa sensación. 
Suéltame! Por favor,
-Suéltalo...
Trago saliva. Sé lo que sigue después de eso. La espalda se me pone derecha y el pecho al frente, la garganta se estira, se abre la boca y mientras canto, y aúllo, empiezo a girar la cabeza en círculos cada vez más grandes. Mi cuerpo entero cae hasta el suelo y se levanta, se estira, cae hasta el suelo y se levanta. Estoy prendiéndome fuego y veo las cosas prenderse a mi alrededor, ahora me están saliendo espinas. Esto sí que es novedoso.
Toda mi espalda tenía espinas que no podían salir. Ahora tengo espinas y una larga cola de reptil se mueve violenta bajo mi espalda. Me golpeo sin querer con la cola en las piernas; cuando las veo, tienen garras y escamas; mis manos también. Me acaricio la cara: tengo otra cara. Mis brazos son fuertes. Me estiro, me relamo. Una nueva vida ha llegado.

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